jueves, 29 de enero de 2015

Montaña rusa

Se parecía bastante a la sensación de montar en una montaña rusa. Asusta la idea de subirte en el vagón cuando ves que el recorrido no va a ser fácil. En algún momento quieres dar marcha atrás e ir a algo mas fácil, pero al final, cuando te decides porque sabes que hay alguien que quiere compartir esa sensación contigo y empiezas a subir bruscamente, cada vez mas alto, te das cuenta que estás por encima de las nubes y que todo visto desde arriba te hace sentir más grande.
Ya no quieres bajar, y te pasas el día saltando entre algodones. Sabes que mientras estés ahí, nadie va a hacerte daño. Que las nubes son blanditas, y que si en algún momento sientes frío, o estás triste, él estará ahí para abrazarte o sacarte una sonrisa entre lagrimas.
Pero al final, llega la hora de la caída, y tienes que asumir las consecuencias de la altura que has alcanzado aun echando el freno. Si has llegado hasta las nubes, la putada es que la caída va a ser enorme, y el daño será proporcional a la felicidad de aquellos momentos en lo más alto.
Los sentimientos están revueltos; miedo, felicidad, adrenalina, miedo otra vez...

Pero si te soy sincera, esta a sido la peor caída que he experimentado en mi vida. La sensación de plasmar todos nuestros sentimientos contra el suelo ha sido lo más difícil que me ha planteado la vida.

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