Y ahora recuerdo el destello de los relámpagos, buscándose hueco entre unas cortinas de colores horrorosas de aquella habitación de hotel, reflejándose en tu rostro, como ahora me gustaría que se reflejara mi sonrisa.
Ahora se ven las cosas desde otra perspectiva, y cuando llega el puto inverno, sabes que ahí estará esa persona para sacarte una sonrisa aunque sea entre lágrimas, para escucharte y para protegerte con un abrazo, consiguiendo así, que te olvides por momentos, que fuera de nuestro camino, quizás sea invierno.
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